domingo, 3 de julio de 2016

Destellos LXXV



 
Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni de Gian Lorenzo Bernini. Mármol y jaspe. 1671-1674. Iglesia de San Francesco a Ripa (Roma)


        
         El éxtasis es la parada consciente del tiempo, vivir en la duración del momento. Para experimentar ese arrobamiento se necesita una preparación: el entrenamiento lo da el contrapelo de los instantes, la huida de la pegajosa actualización.

         Los destellos son el parto de esos agujeros en el tiempo, pantalanes extáticos que siembran duración en la aceleración.




Idealización del momento.  Mitificación del instante. Esté este lleno o vacío, de amor o de aire.


Siento el universo en el cabo de tus manos.


Cuando hacer las cosas con calma no cabe en la calma alimentamos el desasosiego.


Ante el espejo de tu vida, ver y reconocer, superpuestos, todos los que has sido, los que has querido ser y los que no has sido. Así de compleja es la identidad del zarpazo de la mirada.


El vuelo loco de las golondrinas sigue, para unos, un plan oculto meticuloso y es alegoría, para otros es, simplemente, álgebra geométrica. Ellas, ajenas a la especulación, siempre vuelven a retorcerse en el mismo cielo como intrépidas funambulistas acrobáticas del aire.


No hay más salida para el solipsismo que fundar el yoltros:
yo + otros.


Abrázame hasta enraizarme para poder volar.


Desquererse para aprender a ser amado con un querer diferente al ensimismado.


Para Narciso todos los ojos son espejos.


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