martes, 30 de junio de 2015

Voluptas I




                            A  Gabriela Amorós Seller, por tanto.


                                               salí sin ser notada,
                                                estando ya mi casa sosegada

                                               San Juan de la Cruz. “La noche oscura”




                                               “Ven
                                               corporízame como yo te almo”


Gabriela Amorós Seller. “Una carta enviada al cuerpo”, “Destellos 32” en La Fragua Cero. Madrid: Izana editores, 2014.
                                     

         Platonismo carnal. Cuando el alma y el amor se encuentran destilan placer: “hedoné”, “voluptas”. Goce en su sentido más trascendente, casto y bello. Sus rosas rojas anuncian a Venus. Y todo lo contiene la gracia del cuerpo almado, del alma corpórea de la mujer en la eclipse de luz de su ser también desde fuera. Psique y Eros se trenzan para florecer en el sexo de pétalos dobles.

       Erotismo, mística del sexo en la frontera íntima, en el querer encontrarse en el dentro desde el afuera. La gavilla de vida que se desgavilla, solidez que se licua para ungir. Invitación a sorber la caña de los huesos dulces, sin tocar: ver es epifanía.



      Marcar la entrada, dar voz, contornear los labios para dejar franca la salida.




        Buscar los vértices romos, ensanchar el paso de la ósmosis, entretenerse en las esdrújulas.




         Ir más al fondo, no conformase con el portal, explorar lo interior.



     Ya dentro, entrar y salir, emborronar palabras, confundirlas para mezclarlas, crear acrónimos que cifren lo inefable, cantar onomatopeyas.



        Querer tocarse por dentro, compulsivamente, ser toda dedos curiosos e ingenuos amantes del caos que provocan, desparramar sinalefas como fuegos artificiales, gozar los hiatos.



         Desmadejarse, finalmente, agarrarse el libro del sentir que todo lo ha sabido decir: haber sido alma abonada, sinécdoque sensual, creatividad de la repetición de estimulantes matices. Haber sido isla del instante en el mar del momento, en el cosmos de la nada; vértice pleno que vuelve al valle cóncavo de querer volver a ser deseo saciado.


 *

        Marte, vencido por la emoción, voyeur, como un animal herido, se recoge al amparo de la contemplación sublime y humana, uncido a su belleza, en acción pasiva pletórica de actividad espiritual.




         Alma de papel, letras que buscan en lo digital y encarnado la luz que les de cuerpo, aire, vida. Carta urgente sin prisa que ha remitido un castillo de naipes al deseo, volutas y arabescos a la emoción desbocada que han dejado su casa sosegada.







Todas las imágenes son de la artista  Jen Mazza (Washington, 1972), de su serie de cuadros “Red letter”. He alterado el orden para secuenciar otra narratividad. En estos enlaces la podéis encontrar:






 
 

domingo, 28 de junio de 2015

Haikus XXII


Mario Navarro, metido en la frontera ola en su vía muerta, nos regala su transparente fertilidad




Porto Noia sorprende a la ola metaforfoseda en mortaja viviente, en vivificador amanecer.

 
Todas las olas: la ola (cortazarianamente) Siempre distinta, siempre la misma: eterno vaivén. Fotografia de Porto Noia





En ausencia de mar, su fertilidad preña nuestro deseo anfibio, sus olas rizan nuestro pensamiento. La erosión por el placer del roce nos hace playa.



        
                     Escupe tierra    

la ménsula de espuma:

frontera esperma.



La fuerza, sutil o violenta, del abrazo de la ola, contumaz, puede ablandar las rocas y hacerlas playa. Amor y tiempo. Fotografía de Ramón Bodegón.


jueves, 25 de junio de 2015

Destellos LXIV





 
Fotografías de Ramón Bodegón, a contrasol en Cabo Cope: el agua reclama el desorden de su ser, su naufragio en aire.

La novedad abisma los presentes (sin la belleza machadiana de su “Limonero lánguido”) Los sepulta hasta difuminarlos en olvido (ellos,  que fueron, incluso, epifanías, son en los ahora vigentes y efímeros, nada) Miramos por encima de nuestras posibilidades: leemos por debajo de nuestras necesidades. El exceso de oferta ahoga una demanda que se hace encontradiza, que tropieza en el caos organizado del cosmos social con lo que, generosa o arteramente, un alguien o algo “amigo” comparte.

Todo canal puede ser bueno si tiene el uso adecuado (y hay una variada diversidad de adecuaciones) Dime qué “amigos” tienes y te diré quién eres, podría ser la adaptación del adagio popular. Los hay que, literalmente, siguen a pies juntillas el nombre y se  exhiben tal cual: hacen valer el libro de jetas y postureo  físico. Otros gesticulan con palabras ajenas y propias, como si fuese un “thoughtface”. Todo puede estar bien, pero unos y otros caminamos sobre la cinta transportadora del progreso, enterrados los que fuimos (con todo lo que fuimos) por los que somos. ¿Para cuándo un “thoughbook”, un “conceptbook”?

Atomización del tiempo y del espacio en  unidades inaprehensibles, aceleradas y estériles (por frustrantes y abortivas) en su movimiento ubicuo, portátil y transtemporal. El todo que puede ser nada. Un atributo de la divinidad: el Árbol de la ciencia del bien y del mal está ahora tras una pantalla. Es la segunda Caída: la segunda parte del Pecado original, que pone en marcha un nuevo cronómetro para el hombre nuevo.

Desde la contemplación, el vórtice puede ser bello.







Sin lengua ni garganta, las sirenas cantan su silencio.




Rúbrica: viejo sabor de arabesco para savia nueva.




La libertad está sobredimensionada y ha pasado de aspiración a mito vital en presente impaciente. Debemos leer más a Emilio Lledó: Para vivir la libertad, para vivir en libertad y de la libertad, hay que forjar criterios en la fragua del pensar. Habitamos una confusión que reprime nuestra capacidad de elección al hacerla infinita. El embudo de embudos pasa su factura gratuita.




Refulge la quietud en la oscuridad del movimiento.




Despalpitarse. Para poder ser pálpito consciente sin anularnos: buscar el sonido sináptico del pensamiento sin interferencias.




“Todo”, “mucho” y “siempre”: aperitivos de infinito, puertas de su abismo.


Homenaje a Juan José Domenchina.

El perpetuo arraigo del nómada, del náufrago que es su propia isla.




Eclipse de luz: encandilamiento de los excesos.




El enigma de la belleza está en lo que esconde. Unas gafas de sol enriquecen los ojos que ocultan. Una fotografía da vida a la vida que inerte en ella se intuye.




Ulises y las sirenas. Herbert james Draper (1909)
Pieza de cerámica ática (480-470 a. C.)

 
Ulises y las sirenas. John William Waterhouse (1891)