sábado, 25 de julio de 2015

Destellos LXV



 
En la mirada de Friedrich Wilhelm Nietzsche , enajenada oficialmente desde el 3 de enero de 1889, hay indicios de la hiperestesia de Juan Ramón Jiménez


Pensaba en Hölderlin, en Nietzsche, en Pizarnik, en Artaud, Nerval, en Sylvia Plath,  en Leopoldo María Panero. Pensaba en la enajenación para poder ser, en ese salto abisal, en esa frontera (como la de la vida y la muerte) imperceptible en su obviedad, trascendente en su cambio. Pensaba en Cortázar y su hurgar en la costra de la costumbre para acceder a la verdadera realidad. Vivir desde esa profundidad, ajenos al fluir burocrático del tiempo reglado, fuera de la consciencia de su ausencia, lúcidos en su opacidad, debe ser habitar los destellos sin compartirlos, de forma absoluta, cabalgarlos a pelo.

         Los aforismos líricos son, pues, manifestaciones de una locura discontinua rescatada desde este yo que ahora escribe, epifanías vividas en la enajenación del éxtasis del pensamiento y la contemplación del otro yo que este consigue recordar. Como Ofelia amada por Hamlet desde el Hamlet pensado por Shakespeare.




Intrascendencia trascendente: mirar el mar


La nada se vuelve sobre sí misma para inyectar nada sobre la nada. Círculo invisible que se autoalimenta y fecunda el universo de las cosas. En ese mar, el amor lo es todo: en qué poco cabe lo infinito.


Todo va tan rápido que se suicida.



Solo gusta lo que todavía no ha pasado: falso “carpe diem


Acumular, compulsiva y avariciosamente, imágenes en el teléfono móvil, inabarcables  a la vista y al tiempo de poder mirarlas. Atesorar lo que son ya recuerdos de un muerto.


Coágulo de sol, taladra el epicentro del mediodía la cigarra.


“Brilla por su ausencia”: fulgor negro que encandila sombras (y que percibe alguien presente)


Solo sabemos mirarnos en la última capa de los espejos.


Deígeno, deífugo, deípeto (deífobo, incluso, en ramalazos de ira): pero profundamente cristófilo y cristocéntrico. Quizás el alma sea dios y desde ella o hacia ella se expanda o se comprima: es el cuerpo, sin duda, el gran laboratorio de esa alquimia. Por eso me he tatuado por dentro una cruz.


 




"Ofelia" (fragmento) de John Everett Millais (1851-1852)


3 comentarios:

  1. Reflexiones desde una lucidez enajenada.

    Algunos de tus aforismos me han recordado uno que he visto en FB, otro lugar indómito con pocos destellos pero a veces, no hay que perder la esperanza, hay alguno...:

    "¿Qué hacen los usuarios de whatsapp con el tiempo ganado escribieno "K" por "que"?"

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    1. No perdamos la esperanza, querido Galderich. Pero seamos esperanzados con criterio (quizás equivocado, pero nuestro, acrisolado en nuestro medio siglo de vida y nunca reaccionario y conservador) Las redes sociales son una estupenda oportunidad para ser mejores y una tentación para dejar de ser y estar en el dejarse ser, víctimas felices del síndrome de Estocolmo, del sabor de los caramelos que nos regaló un señor en la puerta del colegio. En “facebook”, en los blogs, en “twiter”… hay posibilidades muy enriquecedoras, pero solo son un medio: hay que llenarlo de contenido y el contenido hay que trabajarlo. Tener el alfabeto y no tener nada que decir es muy triste: más lo es todavía tenerlo, tener el canal y acabar en la endogamia, como el celo entre os dedos, de no decir nada hablando compulsivamente siempre.
      Yo he aprendido mucho, como tú, en este nuevo paradigma. Pero venimos de otro y sobre su formación reconducimos las nuevas posibilidades. Los nativos digitales naufragan en el aire sin las amarras que a nosotros nos vinculan a un puerto. O, quizás, todo sea al revés.
      La abreviaturas, que ya no son tales, han existido siempre (cualquier manuscrito medieval lo atestigua) La velocidad no debe ser la prioridad. Quien abrevia, quizás está dándose una inercia incorrecta en su pensar: pensar como se habla es un atajo para dejar de entenderse. Hablar y escribir requieren tiempos y modos diferentes. Sustituir “que” por “k” pervierte la lengua, a precipita hacia una Babel globalizada y más pobre. Ahorrar tiempo en el decir también es timar en el pensar.

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  2. Un Limbo muy enriquecedor como siempre. Me quedo con el "todo va tan rápido que se suicida" de esta tirada. Te hago ya en Águilas, disfrutando de unas merecidas vacaciones ;)

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