sábado, 27 de abril de 2013

Destellos LI

La vida es, a veces, un gesto largamente preparado.
Interpretación de una fotografía de Manuel Morales.



Homo faber. Homo sapiens. Evolución desde el instinto a su conceptualización, hasta este conseguir (no siempre) llegar a materializar lo que previamente se ha pensado. En la frontera habita el homo escribens: la especie que verbaliza lo que piensa sin necesitar llegar a hacerlo para vivirlo. Pero la raíz siempre está en la vida: la leída o la vivida. En los días de dios se proyecta la sombra de la noche del hombre: la oscuridad de los días del hombre busca, a veces, el día eterno de Dios. El homo escribens también dice lo que la etimología dice en lo que él está diciendo, desde el fluir agolpado de lo que quiere decir y ya se ha verbalizado. ¿La palabra es siempre palabra revelada? Hay en todo discurso herencia y proyección hacia el futuro. Y un poco de inevitable y promiscuo presente.
La lengua puede ser una trinchera de enemigos: los que se parapetan en ella contra las ofensas de la vida, a lo Cesar Pavese; los que la tunean para enajenarse en ella y dejar de vivir fuera de su reino literario.
La palabra propala. Por eso estos destellos. Porque viviendo en literatura, una parte te la explica la vida y otra la obra en la que habitas mientras lees.

Redes sociales: autoestima delegada. Expectativa de amor cósmico pendiente de una pantalla ante tu corazón.
El “carpe diem” mal gestionado acumula las hipotecas de la felicidad.
¿Es la vida una larga masturbación cuyo orgasmo es la muerte?


El ganar siempre está preñado de pérdida. Que la pérdida geste victorias (y que estas no sean pírricas) ha de permitir al hombre progresar en la simbiosis sinérgica entre lo engendrador y lo engendrado.
Viernes santo en la aldea global: pensar en el ayuno mientras se come en McDonals.

Saber todos los idiomas para no a hablar en ninguna lengua y poder comunicarse.
Mirar el horizonte petrificado para abolir el tiempo: en ese espacio es imposible la vida.
Nada envejece más que la actualidad ahora.
Llorar ante la ruina prevista permite ensayar el llanto, preparar la puesta en escena de la desgracia.
En el fondo del silencio: la palabra.

1 comentario:

  1. Sí, querido Ábradas: la palabra en el fondo del pozo del silencio, sepultada bajo toneladas de ruido mediático que finge decir. No se podía decir mejor. En mi Morir al día y La realidad reflejada quise cifrar esa obviedad en unos cientos de sonetos y sonetillos, que matizaban otros detalles sobre los que vuelven tus destellos.

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