miércoles, 25 de abril de 2012

Destellos XXXIII




Discurso del callar frente a tanto silencio mediático de pantallas táctiles en las que solo se toca la nada. Alzamos la vista y la bóveda de azogue infinito, ¡qué agobiante desde el reflejo metálico de sus añicos! De nada sirve un adjetivo si no tiene un nombre que lo sustente y lo substancie: el espacio sublime no cabe en una pantalla, fin ya que eclipsa su camino de puente hacia nosotros. Paisaje sin olor. Cuarto estado de la materia: ni sólido, ni líquido, ni gaseoso: virtual, como espuma o burbuja.
Dos horizontes: el de la realidad y el de la pantalla.


“Lo mejor siempre está por hacer”-pensó el agónico poeta en su lecho de muerte.
Buscas un yo de recambio para este yo. Pero no puede ser un tú.
Frente a la obsolescencia programada, la resilencia improvisada como un “carpe diem” sisífico.


La intuición no es más que conocimiento infuso: la vía iluminativa del destello implosivo.


Miro a tu hija en tu cama, plácida repetición de tu pasado proyectado hacia una promesa de futuro, y me sorprende, una vez más, la vida que somos.

Así, cebolla de gabardinas, exhibes lo que ocultas: ¡Inhibicionista!

Transmutación ortográfica; operación de cambio de sentido:
Banal”, “vanal”: vacío a fuerza de ser común. La banalidad se alimenta de muchos espíritus vanos que convergen, en masa, a anular a las personas para transformarlas en individuos que se vanaglorian en su hueco: su vanidad y devaneos ensanchan la banalidad.
Intermitencias cordiales: despojos del amor del pálpito, derroche vital en el sumidero de la soledad.
Adolescencia: prisión de la libertad del querer ser libre.

domingo, 15 de abril de 2012

Destellos XXXII


Via crucis de luz y sombra: el sacrificio de hacer sagrado el ritmo lento



La paja mental como género literario. Eyaculación onanística y estéril de la autolectura. Como donar sangre en semana santa… Destellos de cirio al mediodía: vislumbrar el horizonte desde el fondo de un pozo. Alquimia de la expansión lírica: implosión.



Silencio móvil de Babel.
La vida es un contrato a medio plazo con el yo que hipoteca su longevidad a los pactos tácitos con su respiración y sus latidos.


Instante: punto estático del vaivén.
Vaivén: cuerda binaria que cruza sus tiempos en el instante dinámico e inasible.
Tiempo: procesión de instantes

Instante: punto de encuentro en la cruz del tiempo
Dos momentos de un mismo lugar: el misterio de la ubicuidad del tiempo.
Mendicidad a la puerta de la iglesia: parteluz de la miseria.

domingo, 8 de abril de 2012

Destellos XXXI

 
  Dos momentos de una palmera descabezada, prisionera en su cárcel de luz, viva en su mortaja de sombra.

Vivir en una perífrasis verbal aspectual durativa, lejos de la impaciencia del orgasmo sin erección, del placer sin preparación ni espera. Reversibilidad de lo mismo que nos atrapa porque conocemos su derrota. Duración discontinua de la costumbre que, como estribillo y glosa, nos arrulla en el sonsonete familiar que nos libera de ser originales y nos acerca al origen.
La tiranía festiva de la nueva métrica de twitter impone el círculo de hierro de 140 caracteres para comunicar incomunicación, abierto 24 h. Los destellos, como planetas o estrellas, son un punto y aparte de luz en el firmamento,  profundos  y densos como un agujero negro, insondables desde la distracción.
Entre Lluís Calvo y Mario Benedetti  viven mundos que convergen aquí, en estos limbos que, de pronto, me parecen pretenciosos ante sus palabras. Las “Bagatelas” del poeta uruguayo (que se pueden leer en Defensa propia, Visor, 2005) rezan, laica y ramonianamente, por ejemplo:
“A través de los siglos, la poesía es siempre la misma. Lo que cambia es el estilo de la repetición”
O
“El cero a la derecha junta millones. El cero a la izquierda funda utopías”
Lluís Calvo, zaragozano santcugatense, nos lleva hasta Estiula en Estiula (Labreu edicions, Alabatre, 31, 2011) y allí funda algunos de los poemas de la poesía:
“Vent a mi
I a mi una paraula és
La veritat maragda obscura
El temps la desmesura
I la fugida el mot
Aquest foc la flama d’ambre pur
Mirtil existeix entre els meus llavis
Els noms on són?

No tinc sinó allò que dic
No sóc sinó el que callo”

La dinámica de la contradicción genera el pensamiento, ese motor inmóvil que todo lo mueve.




Déficit de atención social. Abarcar sin apretar. Diluirse en el estar sin estar ni ser. Atomización del interés: “carpe diem” colonizado por el caballo de Troya del “tempus fugit” como un corazón embaucador. Enhebrar la prisa con la calma extática y estática del contemplar siempre lo mismo.
El octavo día de la semana; el cuarto vértice del triángulo; el infinito centro concéntrico del círculo; la proyección luminosa de la sombra; el otro lado del espejo; los pasos antípodas de nuestras huellas; lo que no somos: la eternidad.
Hombre: terrateniente de la nada; perito en gestionar el vacío; agrimensor de la ausencia.

Evanescencia permanente: vanidad excipiente de la diafanidad meridiana.

Agujetas en la mirada de contemplar el mar.
Volatilidad de la esencia: vaporización de lo esencial. La infidelidad a la que nos aboca la tentación de la oportunidad
El amor es siempre nuevo. La muerte es siempre la misma.