viernes, 23 de diciembre de 2011

Demiurgo maculado






“Los dioses son dioses
porque no se piensan”

  Ricardo Reis (Fernando Pessoa)


Ahí estás otra vez, demiurgo maculado,
desde tu vida perecedera, dando eternidad al mito:
asistes el parto (el celo umbilical asegura la presencia
del protagonista tras el paréntesis de sombra),
sacerdote
               de la deidad transgénica.

Humilde ebanista del conglomerado,
José, con su vara de lirios,
mira a María, inmaculada
y aséptica,
que busca imaginarios palomos
tras los pastores indignados
que ante ella se postran a desgana.
“¿Dónde está la pasión
de la concepción divina?
             Zeus ha sentado la cabeza
y, tímido y casto, se palomiza para amar…
Sexo-alquimia-sin carne”
-piensa el padre putativo
(sin saber que la pasión vendrá después)
Jesús juega
con los clavos oxidados
del comedero
que como cuna improvisó José.
El buey y la mula no miran el cuerpo de cristo,
rebuznan y mugen por la ocupación de su pesebre:
el niño, ajeno a todo,
es cuerpo presente
de un alma excipiente.
Los reyes, oro, incienso y mirra,
vienen de occidente, estrellados,
para regalar insatisfacción.

Sobre el mueble, habitando una esfera de cristal,
Santa Claus ríe en su líquido amniótico
por el zarandeo de los niños, ignorando el milagro:
nieve de poliestireno expandido
para un universo comprimido y abarcable.

Tú quieres cambiar, ser ese cambio esencial
que este microcosmos, orlado de espumillón,
contempla impasible y reiterado cada navidad
como un juego de espejos estampado.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Destellos XXVII

Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para poder pensar. Edipo lo hizo para no ver la tragedia cosida a su vida sobre la que pensó, de la que quiso huir y que potenció en cada paso que daba. Estos destellos no necesitan ojos que los sorprendan en sus centelleos porque se engendran en la oscuridad: solo desde esa ceguera voluntaria, curado de miopías, presbicias y astigmatismos se puede habitar en ciudades inteligentes para ciudadanos imbéciles. Habitamos el mundo desde dentro. Quieren que, como turistas, como clientes, lo visitemos desde el exterior, ajenos a que somos nosotros los que lo hacemos vivir y somos su razón de ser.
Destellos, encandilamientos: eclipses de luz.



Círculos concéntricos del egoísmo: en sus intersecciones se siembra la amistad y la filantropía. Las altas torres de la mezquindad bañan de sombra sus meritorios brotes.
Vivir hasta que la muerte nos separe de la vida. Vivir hacia la muerte: tiempo y espacio se alían para llevarnos a la misma nada espacio-temporal. La nada en la que nadamos carece de orillas.
Dejar de ser esclavo de uno mismo. Fluir para ser, darse para crecer: ósmosis necesaria extradérmica para evitar la necrosis de la autarquía egotista.
Atomizar la unidad para comprenderla. Unificar lo atomizado para entender que entre lo uno y lo diverso se mueve el pensamiento.


Cántaro expuesto: como una ameba de barro fagocitó la sombra y se preñó de ella para siempre. El enigma de la vasija no se resuelve ni haciéndola añicos: nunca sabremos qué contuvo este receptáculo en su gestación hermética.

Éxtasis céntrico: ser el quinto de los cuatro puntos cardinales, guillenianamente.
Todo el infinito en un flechazo: caer en los brazos de la Venus de Milo, que te arrulla como una “pietá” de erotismo plácido.
Fuego: aire inflamado, densidad linfática, danza de duna intangible que nos cautiva, precisamente, porque no puede ser nuestra. Su zumbido invita al silencio, balizado por un crepitar que ya no oiremos cuando seamos suyos. Entonces, vida ya en combustión, seremos eternas pavesas reencarnadas en otros fuegos encendidos en otros tiempos y hogares.

martes, 22 de noviembre de 2011

Destellos XXVI




Reloj en el aula: “carpe diem” anegado en “tempus fugit”. Alumnos concentrados en su examen. En la densidad de ese silencio intelectual, se repara la prisa por no llegar y el esfuerzo se acota a una cuantas preguntas, un universo previsible y circunscrito, domado en una condensación de horas que dan aquí sus frutos. En esa plácida contemplación, los destellos se cruzan entre sus pensamientos, pero no lo saben, ajenos en su esfuerzo. Para ir delante de la vida hace falta haber aprendido a ir detrás y a escalarla para atalayarse sobre su cima algún día. Desde allí, el concierto de vivir puede llegar a sonar bajo su batuta.
Tiempo antiguo prisionero del tiempo nuevo. Arena en metacrilato como agua de clepsidra solidificada.
El naranjo primaveriza el invierno.
En el amarillo de la hoja  ya vive el rojo vital de la cereza.
Habitar el pasado. Habitar el presente. Habitar el futuro.
Vivir de recuerdos. Vivir de vivencias. Vivir de esperanzas.
Vivir: caminar machadiana y jánicamente: ser tránsito desde el que fuimos hasta el que seremos, siendo.


¿Es la muerte una enfermedad que no se cura o  es la vida un sueño mientras vivimos la muerte? En esas caminamos mientras creemos que vivimos.
Vivir la vida. Morir la muerte. Morir la vida. Vivir la muerte. Desde esta orilla, todo es posible. Del otro lado, con visión de altura y perspectiva serena, todo sea un infinito sin límites ni bordes. La agonía y los naufragios de ahora quizás no sean más que turbulencias en un vaso de agua.
El amor es un hilo invisible que ensarta las agujas de los días por su coso, ojo huero, y es capaz de desclavarlos de su esclavitud a la piel del tiempo.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Transcendencia de lo íntimo



La aventura poética del misticismo libertario y otras  lizanías de este Lizanote de la página que habita el mundo real de la poesía, de este neoquevediano indignado, es digna de ser disfrutada a granel.


 Jesús Lizano Lizano (Barcelona, 1931), el Colectivo Jesús Lizano, Lizano de Berceo o Lizanote de la Mancha (que todos caben en su persona) es todo un espectáculo en él mismo. Sus minorías son siempre legión en sus recitales en ateneos, bares  o librerías. Su “ser es pasión”, a lo Walt Whitman. Su malditismo, como un Filoctetes urbano, es el del ácrata que quiere hacer una revolución desde los caballitos de un tiovivo. Su épica de sastres y picapedreros se trenza con la lírica más metafísica o la más física. Nos abraza desde la soledad de su poesía, que podemos leer al completo en la edición de Lumen (Lizania. Aventura poética (1945-2000), primera edición de 2001)
La página web de  Jesús Lizano, Lizania, es  toda una declaración de su "mundo real poético".

Teórico de comunismo poético y el misticismo libertario, agitador cultural por una reconquista de la inocencia, este quijote sanchopancino, valleinclanianamente, nos invita a vivir en dimensiones que no tenemos en cuenta, pese a transitar, ignoradas, paralelas a nuestras rutinas. Presente por omisión, trabajador cultural incansable de la contracultura, este hombre a una barba pegado, nos enseña el juego trascendente de la poesía.
Como Carlos Edmundo de Ory, Jesús Lizano, se encarna en un eterno postista que engrendra un preísta con el que fluye por los márgenes oficiales de la poesía. Su Camino de imperfección inventa los cruces necesarios para poder seguirle en algunos tramos, donde vendedores de globos nos saludan mientras pierden de vista a este flautista de Hamelin barbado y sin tiempo que, saltando y cantando, nos lleva hasta el horizonte cupular de su universo, unitario por diverso.
Poliédrico y romo (por agudo), restaña las heridas de las aristas de la vida con la épica de la lírica. Combate las injusticias con la épica de la lírica. Y nos hace ver el mundo desde la trascendencia de lo íntimo o la intrascendencia de lo ditirámbico y mediático. El poema que sigue es toda una declaración de principios.

A LA MIERDA
                                       A mis compañeros
                                       de los Ateneos Libertarios
                                       de Barcelona

     Mierda, yo te saludo complacido
cuando sales patética y caliente
luego de abandonar en el crujiente
y alimentado cuerpo tu sentido.

     Nada, sin tu calor, se ve nacido
ni sin verse en tu espejo es inocente,
mierda, pues nuestro fin es tu presente,
desecho no, sino vivir cumplido.

     Es tu fermento el que transforma en huerta
un universo lleno de intestinos,
danza de lo cocido y de lo crudo,

     porque sin ti la tierra es tierra muerta,
solos y muertos todos los caminos.
¡Mierda, madre común, yo te saludo!

 

LIZANO DE BERCEO. Lo unitario y lo diverso. Antología poética. Barcelona: Editorial Lumen, Poesía, 67, 1990, pág. 66.


Como seguro que esto os ha sabido a poco, como un buen aperitivo, aquí tenéis más Lizano en carne y pálpito, aunque en diferido, que siempre le hace perder. Este hombre, este poeta, en vivo, es una experiencia que no se olvida, a pesar de vivir demasiado olvidado.

           Mamíferos que aspiran a ser personas curvas


  
           Una entrevista en un portal libertario

domingo, 13 de noviembre de 2011

Destellos XXV

Playa de la Galera, cruz de fronteras (entre la tierra y el agua; entre municipio y municipio) en un amanecer de verano.


A contraluz, dilucidar: elucubrar, trabajar a la luz del candil, fosforescer como las noctilucas en la noche. Como fuegos fatuos se instalan en las fronteras de los procesos, en las bisagras que doblan planos y tiempos: vivir en el punto de ebullición o de congelación es toda una lucha por ser mientras se está dejando de ser. De esa metamorfosis nacen los Destellos como chisporroteos.

Funambulista del crepúsculo, volatinero que no quiere zapatos de luz ni de sombra que, descalzo, se desliza por el vértice difuso de su horizonte, sangrando complacido: solo así se es dueño de la transición.
Abismarse en los límites entre el aire y el agua: anábasis.
El olvido es el pozo de la memoria, su substrato, su fertilizante, su base para poder recordar lo nuevo.
Bajo la tela de la prosa, los bolsillos de la poesía: mete la mano y encuéntrate.
Penélope de las orillas, borda en el mar sus espumas, la playa.
Eternezco cada instante.

martes, 8 de noviembre de 2011

Hacia el fruto de Lilith

Entre Adán y Eva de Albrecht Dürer (1507), Lilith de John Collier (1892)
                                                                                  
                                                                        A Sonia Sierra, que llegó, sembró y se fue.



En la raíz vive la copa del árbol
y la sombra de sus hojas.
         En Lilith vive la impura androginia
de Eva y Adán: un solo ser
                                              con distintos relieves
que, multiplicado, se engaña
con el juego de las siete diferencias.

         ArmoníaS de contrarios,
desde la atalaya de cada nueva síntesis,
proclaman al oído

                   lo importante de ser imperfecto
                   la ortopedia del pensamiento único,
                   la necesidad de competir en compartir,
                   la destrucción del blindaje de los sentimientos,
                   las memorias que habitan en cada olvido,
                   los exilios de los cuerpo de sus almas,
                   la contranatura de la falsa pureza,
               la esterilidad de los desencuentros
               que pueden habitar en cada encuentro fértil…
                           
La persona: esa mezcla que ilumina el universo

                            y vive
                                      por delante de la vida

                   para   e  n  s  a  n  c  h  a  r   la   normalidad.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Haikus IV




Poemas que abren y poemas que cierran. Poemas que son frontera de la salida, acantilados de horizontes por conquistar. Poemas claustrofóbicos, que nos arrastran hasta su final.
Como las jarchas de las moaxajas, como el haiku del haikai, el poema se emancipa de la poesía, pero al revés. Es la extensa historia que relata el paisaje la que se concentra en estas diecisiete (o diecinueve)  sílabas métricas.  Vida y poesía, ojo y razón, pasado, presente y futuro, presencia y presencia ausente, imbricados por tres líneas de sonidos.
Poesía de circunstancia. Los átomos del universo.
Un único espacio en cuatro momentos de un mismo día. Narración impresionista de un paisaje impresionante. Su huella llega hasta aquí: la imaginación nos lleva hasta allí. Transferencia: ósmosis.

           
            

Playa desierta.
Mas no de gaviotas,
que son sus dueñas.

    
El mar se hace ola.
Agonía del agua
que la hace humana
          
             

Rompen las olas.
Se recompone el agua
al chocar con las rocas

              

Luna de agosto.
Un puente de luz tiende
hacia mis ojos.

    

domingo, 30 de octubre de 2011

Haikus III

Naturaleza muerta en un jardín baldío para cultivar la paciencia


Instante por instante en el túnel del tiempo y el espacio: lo que fue y ya no es, es ahora esto, en este otro tiempo y este otro espacio. Un espacio continuo poco propiciador de la tregua lectora, de la pausa zen. El minimalismo de sus versos remite a una narración muda, como un tobogán a cámara lenta hacia una situación simpre presente en su descenso. La paciencia para degustar su connotación se siembra en otro jardín. Pero también podría ser raíz y fruto de este que entre todos hacemos fértil, si nos alejamos de vértigo de abarcar más de lo que podemos apretar.
Un puente de aquel entonces allí a este ahora aquí: vencer ese paso honroso es ya batalla del lector.

             
Vuelo marino.
Flotabilidad neutra:
aire de agua.
             

domingo, 23 de octubre de 2011

Haikus II


Fotografía de Marcos García

Lejos ya del espacio atrapado en ese instante, el haiku nos permite revivir el paisaje en otro tiempo. Las diecisiete sílabas encuadran una sensación: su marco nos permite volver a la quintaesencia de su naturaleza, viva entonces y rediviva ahora. La fotografía contextualizadora es ya anecdótica e irrelevante porque aquello que sugirió su encuadre es ya pervivencia y literatura, independiente de la realidad. Lejos de la evocación, es presente, materia transformada:fusión, solidificación, evaporación, condensación y sublimación para transportar en el pensamiento lo que fue y ya no es porque ha pasado a otro ser. De la realidad a su imagen poética, de la denotación estrecha e intransferible a la connotación de amplios vuelos y múltiples concreciones.

Las breves olas:
inasibles volutas,
los pies del aire.

           

Dentro del mar
sin consciencia de mí:
ya soy paisaje.

             

Mar estival:
en su líquido amniótico,
infantiliza.

            

Tras los dos párpados,
la roja luz del sol:
cruz sobre el agua.

            

Crepita el agua.
Balcón de posidonias.
Danzan las salpas.

             

sábado, 15 de octubre de 2011

Haikus I

Nadie lo ha dicho con más claridad que Matsuo Basho (1644-1694): “Haiku es, simplemente, lo que está ocurriendo en este lugar, en este momento”. Quintaesencia del instante, pues; fotografía lingüística impresionista de lo que se vive en cualquier aquí y ahora: salvavidas del presente. Minimalismo oriental para compensar el abigarramiento occidental (enfermo de pragmatismo y del nulo ritual de la impaciencia)
La serie de haikus           que se inicia aquí no pretende aprehender de sus mayores más que la esencia temporal y el condicionamiento de la forma. Son, en todo caso, haikus occidentales, abradeños: un objeto poético entre los Destellos y los Destellos domados, una miniatura lírica. Más que de los Sogi, Sokan, Moritake, Teitoku, Soin, Teishitsu, Saikaku, Sodo, Kiorai, Onitsura, Buson, Shiki, Kyooshi, Ozaki Hoosai o el propio Basho, hay ecos en ellos de Mario Benedetti, Antonio Machado, García Lorca, Juan Ramón Jiménez o Julio Cortázar. El budismo Zen, su espíritu transculturalizado, rapta imágenes para transformarlas en su traducción léxica y su monumento emotivo.
No puedo ser un haijin, pero sí disfrazarme para fingir serlo momentáneamente. La mayoría de estos haikus respetan la adaptación convencional occidental de la métrica japonesa; en algunos casos solo me acerco en ziamaris que frontalizan la imperfección. Para acercarmos a nuestra musicalidad, tiendo a buscar la rima de los pentasílabos. Tampoco hay referencias conscientes a estaciones del año determinadas (lo que los haijin denominan kigo), aunque los que hasta ahora he compuesto parten todos de un lazo con el paisaje y la naturaleza, como se verá. La búsqueda del ser en ella se reduce a su capacidad de activar mi consciencia de ser ante ella. La propia mirada inventa esa realidad que contempla y provoca comparaciones internas y levanta algunas palabras-clave (los llamados kireji) en su musealización literaria.
Veamos esta poesía entendida como participación en la realidad, como comunión en diferido. Hay algún guiño muy local que el lector implicado sabrá interpretar.


La isla del oso
vigila la bahía
como un coloso.
        
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Calle del aire,
entre el mar y la vía:
el viento sabe.

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Puente de hierro,
horizonte metálico
que briza el sueño.

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Cercan el mar
paréntesis de espuma,
raya falaz.

           ₪   

Geometría de acera:
chía el vencejo.
Anarquía de vuelo.

             ₪

Inexistentes,
las sombras de los árboles
siembran su luz.

             ₪



Vello en la orilla.
Transformación del verde:
las algas muertas

              ₪

miércoles, 12 de octubre de 2011

Destellos XXIV




Eyaculaciones precoces y sin cauce, orgasmos mentales incompletos. Conatos de vida literaria. Muestrario de abortos en tarros de formol: exhibición de lo que es sin llegar a ser. Novelas, poemas, cuentos o escenas asfixiadas en su semilla: ficciones incompletas que demandan el hilo de Ariadna de la creatividad lectora. Islas sumergidas, arrecifes, lenguas de lava submarina que piden equipo de buceo y preparación para pode ser contemplados.
Humildad arrogante. Arrogancia humilde: ojos de pez frente a ojos de submarinista en el desierto subacuático de la creación. Destellos en el limbo linfático del cerebro.

Aprovecha mi sombra para hacer más lúcida tu luz.
Grillo: destello sonoro de la noche. Cigarra: roedora del silencio espeso y metálico.
La ilusión es un fuego que hay que mantener siempre bien cebado.
Detrás del beso vive la fuerza que lo hace posible y que no vemos. Un beso: dos bocas que, sin anverso ni reverso, son moneda que paga lo que no tiene precio.
Aburrirse es no saber estar. Y como vicio, no saber ser.
En el tiempo vive todo el olvido y toda la memoria. Cada uno cultiva su parcela como quien manuscribe y borra en palimsestos.
La luna proyecta mi sombra. Eclipse de mí.
Te lo diré en el ayer para que siembres de presentes tus futuros y tus pasados.
Belleza ideal: por construir, perfecta en su posibilidad infinita. Cirugía estética: ideal perpetrado, concretado en su imperfecta perfección. Clon de belleza.
Hombre: tajamar tancrediano en la torrentera o la rambla del tiempo.
Perogrullada: la verdad en la ficción es siempre mentira.
En su alfar, hace crecer su faro hasta coronarlo de luz. Es el trabajo de una vida del alfarero farero.